
Acerca de Nosotros - Ney López Vaca Díez

Siempre he buscado la verdad. Desde temprana edad yo quería saberlo todo. Me propuse averiguar "lo que funcionaba" en toda situación, especialmente aquellas concernientes a mis necesidades y querencias. Rápidamente adopté el sistema que es la cumbre de la sabiduría del mundo: averigüé como funciona todo y trabajé duro para obtenerlo. Realmente le saqué el jugo a este sistema. Y durante mis primeros 27 años de vida el sistema parecía funcionar perfectamente. En ese entonces yo era joven, atlético, inteligente, con buena formación educativa, y había recorrido una gran parte del mundo. Yo era carismático y audaz: estuve en el ejército norteamericano durante cuatro años, gané dos peleas profesionales de "full-contact" en Corea del Sur, y hasta pasé un verano en Europa como artista callejero haciendo acrobacias sobre patines de ruedas. A la mitad de mi carrera universitaria me volví cristiano. Sentí que había llegado al final de mis habilidades y ahora estaba considerando a Dios, el creador de todo, como el ayudante máximo en mi búsqueda de la verdad. Naturalmente yo estaba sumamente entusiasmado de llegar a ser un experto en la madre de todos los sistemas: el Sistema de Dios! Aunque hice todo lo que pude, con la excepción de volverme cura o pastor, para obtener el éxito en este sistema, me sentí atascado. Por supuesto que estaba acumulando muchos conocimientos intelctuales y tenía un éxito razonable en todo lo que me proponía, pero en mi interior yo estaba agitado. No solamente me sentía atascado sino que lo estaba de veras. Calculando constantemente donde yo estaba, y todos, estábamos con Dios. Perpétuamente ajustando mi comportamiento e insistiendo que los demás hagan lo mismo, hizo que me convirtiera en un puerco espiritual. ¡Esto duró unos veinte años hasta que Dios me reveló que yo era un "ser humano" y no un "hacedor humano"! ¡Soy quien soy no por lo que yo hago sino por lo que Jesús ha hecho y continúa haciendo a través de mí! ¡Soy siempre quien Dios dice quién soy! El sistema de Dios es bien simple: Jesús mismo vive dentro de mí, a través de mí, como yo. ¡Mi única actividad es de aceptar esto por fe, y ser receptivo a Su actividad en mí y expresarlo!